Manos con la sangre de José Luis Montañés
Asesinato de dos estudiantes a manos de la policía durante las movilizaciones estudiantiles contra la LAU, Madrid, 1979
Andrés Palomino

La foto de las manos sangrantes la hice la noche que la policía mató a José Luis Montañés y a Emilio Martínez. El jeep de la policía se detuvo en la calle de Embajadores, a unos sesenta o setenta metros de donde yo estaba, se bajaron los agentes y comenzaron a disparar. Echamos a correr y pude escuchar las balas por encima de la cabeza. Junto a un portal se armó un gran revuelo y me acerqué para ver lo que pasaba. Hubo gritos de “¡Lo han matado!”, “¡Rápido, a un hospital “, “¡Asesinos!”. Y entre varias personas metieron a José Luis Montañés en un coche pequeño, que se alejó rápidamente. El hombre con las manos ensangrentadas había ayudado a transportar al herido de muerte.

Los estudiantes universitarios y de enseñanza media se movilizaron durante el curso 1979-1980 contra la LAU (Ley de Autonomía Universitaria) que entre otras mediadas establecía un examen de acceso a la universidad e impulsaba la privatización de la enseñanza. Las protestas estuvieron organizadas por la Coordinadora General de Estudiantes y tuvieron un amplio apoyo del colectivo. El 13 de diciembre de 1979 se celebró una nueva jornada de protestas con distintos actos a lo largo del día, Por la tarde, las movilizaciones tuvieron lugar en distintas ubicaciones: una en Cuatro Caminos, convocada por la Coordinadora de Enseñanza Media y Formación Profesional y otra en Princesa, organizada por los estudiantes de universidad. Habían sido prohibidas por el gobierno y la policía rodeó el lugar de salida impidiendo que arrancaran. La tensión era evidente, los estudiantes fueron disueltos violentamente por la policía. Un grupo consiguió reunirse en Atocha para llegar a la Glorieta de Embajadores.

En el lugar finalizaba una concentración de CCOO, USO, SU y CSUT contra el Estatuto de los trabajadores que había reunido a decenas de miles de personas. Parte de los obreros concentrados se unió a los estudiantes para enfrentarse a la policía, levantando barricadas con las que obstaculizar el paso a los vehículos policiales, lanzando piedras y adoquines para hacer frente a los botes de humo y el disparo de pelotas de goma de los agentes. La policía disparó con fuego real desde un jeep, según fuentes oficiales porque se vieron rodeados (Tranche, R., 2022, p. 79). Como consecuencia, dos jóvenes estudiantes resultaron muertos, Emilio Martínez Menéndez y José Luis Montañés Gil.

Sin embargo, la instrucción judicial fue desvelando contradicciones. La reconstrucción de los hechos cuestionaba las roturas que presentaba el vehículo, también, un lapso de tiempo de tres horas en el que el vehículo policial recorre tan solo dos kilómetros queda sin explicar. Supuestamente en ese tiempo el comandante de las fuerzas del orden Jaime Togares, fabrica pruebas para sustentar la versión del jeep acorralado. Además no quedaba suficientemente probado que los disparos que quitaron la vida a los dos jóvenes procediera del jeep. Las organizaciones sindicales afirmaban que el lugar donde el vehículo había sido supuestamente cercado se encontraba a más de 25 metros de donde cayeron abatidos los dos universitarios, y que la policía había disparado también desde las azoteas de las viviendas de la zona. Las balas que mataron a José Luis Montañés provenían de antidisturbios apostados en tejados próximos como demuestra los números casquillos recogidos en el lugar y la trayectoria de los orificios de bala, que era descendente y pronunciada. A esto se suma que de los múltiples heridos de bala solo uno estaba cerca del vehículo policial.

Finalmente, el juez instructor del caso Clemente Auger, solicita el procesamiento de tres miembros de las fuerzas del orden como presuntos autores del delito de homicidio. Los funcionarios Francisco Antonio Garrido Sánchez, Juan José López Tapia y Manuel Ortega García fueron los funcionarios encausados. La manipulación informativa fue otra de las circunstancias reseñables en los crímenes de los jóvenes estudiantes. TVE dio cuenta de informaciones que cuestionaban la figura de los fallecidos, especulando con la procedencia del dinero que portaba José Luis Montañés, una cantidad que correspondía a su trabajo como cobrador de la Agencia Marsans.

Parte de la prensa escrita (ABC, Pueblo,…) apoyó esta versión, apuntando al movimiento estudiantil como desencadenante de la violencia. Sin embargo, El País se distanció de esta línea, llevando a la portada del 14 una imagen del cuerpo de Montañés portado en volandas por sus compañeros. La imagen tomada por Andrés Palomino plasma la convulsión del momento; por el desenfoque, las anatomías se desintegran y solo se entiende la urgencia del momento. Es, a fin de cuentas, una fotografía que produce un golpe, impacta y expresa con singular precisión la brutalidad del hecho. Frente a la develación del cuerpo herido, encontramos otra imagen que el fotógrafo capturó esa misma jornada. Uno de los manifestantes levanta las manos manchadas por la sangre de los jóvenes asesinados. La escena en noche cerrada apenas permite vislumbrar el rostro del joven, pero la sangre, huella del execrable crimen, luce de forma viva. Registra, aquí, la estela de la violencia que, aun reflejada de manera simbólica, continua siendo feroz.

El asesinato de los estudiantes provocó una mayor agitación en el movimiento estudiantil que convocó una nueva manifestación no autorizada el día 14. Se produjeron numerosos saltos que culminaron con un intento de manifestación en el lugar donde la policía mató a los dos jóvenes, la zona estaba bloqueada por las fuerzas del orden, pero los estudiantes consiguieron depositar ramos de flores. Horas de enfrentamientos callejeros convirtieron la ciudad en un campo de batalla entre policías y grupos estudiantiles. En Atocha se cortó el tráfico en dirección al Paseo del Prado, el paseo de Delicias fue el escenario de enfrentamientos entre manifestantes y policías, con intercambio de piedras y botes de humo. Un autobús de la Empresa Municipal de Transportes fue pintado con la leyenda “Policía asesina”. La policía destruyó el túmulo de flores y pancartas construido en recuerdo de los jóvenes asesinados.

Palomino siguió documentando las protestas estudiantiles y los actos de recuerdo de los asesinado. En la celebrada el 16 de enero, consiguió una imagen por azar que enunciaba otro episodio violento de la Transición: el asesinato de la joven Yolanda González a manos de la extrema derecha. Entre la multitud de asistentes a la convocatoria aparece el rostro de la estudiante, implicada políticamente en los movimientos estudiantiles y de izquierdas.

Manos con la sangre de José Luis Montañés (Andrés Palomino, 1979)
El País, 14 diciembre, 1979