La madre de luto junto con su hija frente a su barraca. Estaba en el punto más alto del Monte Carmelo, una vista prodigiosa. Una ausencia de la ciudad casi absoluta, necesariamente había que llegar andando. La última parada de bus quedaba a unos 20 minutos andando por caminos.
La ropa tendida estaba tendida con tal precisión que evitaría plancharla. Al fondo el Valle de Hebrón, en la falda de la Serra de Collcerola.
Al final del reportaje fotografié a niños y niñas jugando en un terreno vacío junto a su escuela.
Una foto que bajo una apariencia de paisaje encierra una fuerte carga simbólica gracias a esas “siluetas” que se proyectan sobre el tejido urbano. A su vez, podemos restituir la corporeidad que contienen las prendas porque han quedado “insufladas” por el viento. Más que contraste lo que hay es la superposición de dos universos. Estando uno en lo más alto, en realidad representa el estrato social más bajo.