El periódico estaba cerca del puerto, a unos 200 metros. En esos momentos probablemente había más de 600 personas trabajando en El Muro descargando y preparando el pescado toda la noche. Las vendedoras de periódicos salían directamente a vender allí los primeros ejemplares. Yo buscaba la reacción de la gente al leer la noticia y la sensación era que todos estaban con la mosca detrás de la oreja, a ver lo que iba a pasar. Tal vez en la capital hubiera mayor conocimiento pero en las provincias había un sentimiento generalizado de intranquilidad por lo que podía suceder a la muerte de Franco… ¿Quién sabía lo que iba a pasar?