El 15 de mayo de 1981 Pirri fue homenajeado en el estadio Santiago Bernabéu por su retirada del fútbol.
Todo el mundo le hizo fotos, le pusieron la medalla al mérito deportivo, los abrazos, los llantos… Yo me fui con él bajando las escaleras y él se abrazó a mí, porque es muy amigo mío. Llorando los dos, seguimos abrazados (…) seguí andando con él y al llegar al vestuario nos metimos, los dos abrazados, llorando. Y como buen periodista, viejo ya, no bueno sino viejo, cerré la puertecita. No del todo, poquito, pero para que no la abrieran. Y entonces ‘pim, pam, pam, pam’. Fue esa intuición que tienes ya de viejo, de sigue con él abrazado, abrazado… Y esa cosa de entrar al vestuario y decir «aquí no entra ni Dios». Y de pie, se quita la camiseta, se sienta, se quita las botas, se las deja en las manos, ésa era la foto: él mirando las Adidas. Y yo enfrente hago ‘pac, pac, pac, pac’. Cuatro fotos. No hice más. Y no le dije ni adiós. Me acerqué, le di un beso, cerré la puerta y me fui. Así fue la historia. Histórico, un momento hermoso. Fue primera página de El País.