Vía 5, 1978
Madrid, Serie Estación de Atocha, 1978
Enrique Cano

La vía 5 no tiene asignado número de tren, ni destino, tampoco se sabe a qué hora saldrá… Lo más sensato es esperar. Cada uno a lo suyo: el niño más pequeño de la izquierda parece jugar con un papel; el de la derecha con los dedos de sus manos; la mujer que está a su lado, parece estar hablando, con los brazos cruzados, sujetando su bolso, con las medias a media pierna descansando la presión de las ligas, entre bolsas de plástico…; mientras las dos figuras centrales, vestidas de oscuro, atrapan los bolsos de viaje entre sus piernas, uno hunde su mirada en el periódico, la otra la hace fugar hacia el exterior de la composición, como perdida, sin rumbo, como el tren que (no) anuncia la Vía 5.

La Transición produjo una paradójica manera de abordar el relato visual en tanto que las imágenes intentaban transmitir la confusión social que dividía España: mientras algunas fotos retrataban escenarios convulsos y plenos de reivindicación, otras mostraban exactamente todo el desconcierto del cambio en fotografías que parecen estar suspendidas en el tiempo y que, sin duda, son la (otra) imagen de la transición. Y es que muy pocas miradas fotográficas prestaron atención a esto: la mirada a lo cotidiano y familiar, mucho menos estético y espectacular, la mirada que retrataba cómo era la vida ante el desconcierto de una sociedad que atravesaba momentos políticos y sociales completamente nuevos.

Via 5, Enrique Cano 1978