Ciertas fotografías están pobladas de quemaduras, puntos sensibles diseminados por la superficie, aquello que Barthes llama punctum. La imagen contiene un potencial connotativo, detona cualquier situación concreta y nos guía a otros territorios. Bosch nos invita a consumir políticamente la imagen en un corpus que trabaja la complejidad humana, sus matices oscuros y secretos. En esta foto está la punzada, nos desvela: nos quita el sueño, nos quita el velo. Al deshacerse de sus coordenadas concretas nos lleva a la abstracción. La composición permite dividir la imagen en distintas parcelas narrativas. Por un lado el punto de interés pivota entre tres rostros de mujer y, de manera particular, en sus gestos: las fauces, la mirada fuera de campo y la oscuridad de una boca semiabierta anunciando un grito. Otra zona delineada por la geometría de los cuerpos la ocupa un muchacho uniformado. Su expresión delata cierta ingenuidad que contrasta con la ferocidad de las mujeres. De este modo, Bosch confecciona un bestiario con personajes de extrema derecha, aquellos que durante la Transición intentaron reconquistar el disputado espacio público.
Paracuellos, Madrid, noviembre 1977
Paracuellos, Madrid, noviembre 1977
Carlos Bosch
Nikon-F3 con motor incorporado