Fueron las primeras elecciones generales tras el fin de la dictadura. Un sinfín de imágenes reflejaron la transcendencia de la jornada: los líderes políticos votando, la afluencia de ciudadanos a los colegios, los muros empapelados con los carteles electorales o la propaganda diseminada por las aceras como restos del naufragio de la fiesta democrática.
En la fotografía de Bosch el protagonismo lo toma una mujer; las mujeres ejercieron su derecho al voto en España por primera vez el 3 de noviembre de 1933, ese acto democrático extinguido durante la dictadura es adaptado visualmente por Bosch. Probablemente la protagonista de la imagen votó en aquella ocasión, ahora en los comicios del 77, ya anciana, se dispone de forma atenta a señalar en el papel al candidato. El uso expresivo del gran angular y el contrapicado potencian la centralidad de la mujer y de un enigmático juego de manos. Otro gesto deíctico irrumpe desde los márgenes, un lugar al que no se puede acceder pero que tensiona la imagen. A partir de este nuevo ingrediente surgen significados e interrogantes. Tal vez la mano guía porque la mujer no sabe leer o es un voto “orientado”. En cualquier caso, la fotografía se revela como documento de esos primeros pasos democráticos imperfectos e inciertos.