«Disparé la cámara con mucha rapidez, con un sentimiento de que cada vez que disparaba estaba revelando una violencia que me parecía injusta».

«A veces la fotografía tiene la propiedad de devolver por unos momentos la identidad a las personas que han sido desposeídas de ella, sonríen porque das testimonio de su existencia y saben que tú no les va a hacer daño».

«No tengo un distintivo de una forma o un lenguaje propio, sino que utilizo lo que en el momento me parece adecuado para comunicarme y entenderme, para que me entiendan. Yo no susurro con mis fotos, yo intento gritar para comunicarme».

«Con la fotografía, intento captar mi entorno y opinar sobre la sociedad del modo más estético que pueda; uso la cámara como arma expresiva, siendo un activista de la imagen».

“No es sólo mirar, hay que ver la foto. Hay que ver el mundo a través del visor (…), el ojo y el dedo rápidos como el de Billy el niño, seguirán marcando la diferencia. El fotoperiodismo no se repite, no te da segundas oportunidades. El instante preciso es irrepetible. Eso que te has perdido o que, por suerte, has captado con tu máquina, no volverá a repetirse”.

«A Cano le interesan otros aspectos de la realidad cotidiana, precisamente por su compromiso social (…), fotografías que son momentos de vidas anónimas, ignoradas por los medios y que nunca aparecerían en ellos si no hubieran existido fotografías como las de Enrique Cano” (Rodríguez Merchán, 2008)

«Me considero periodista por encima de todo. Yo salía a hacer la información diaria y aparte mi información. Hacía reportajes por mi cuenta que sabía que publicarían porque tenía el instinto periodístico: yo llevaba el reportaje, buscaba los reportajes».

«El oficio del periodista es contar la verdad y la verdad duele».

«Tras vivir unos años en Quebec (Canada) y al acontecer el cambio político en España decidí volver para vivir esos momentos. Cambié mis estudios por la cámara fotográfica y documenté los eventos de esos años. Siempre agradeceré a la vida que me haya permitido estar en esas situaciones y contactar con los hombres y mujeres motrices de esa época. Para mí la fotografía es un medio para profundizar en la realidad».

«Nunca me siento como un observador imparcial, sino como un fotógrafo comprometido y siempre en la cercanía de la situación».

«La fotografía es un lenguaje universal capaz de conectarnos con el pasado… es la huella que señala su presencia. Si volviera a empezar también sería fotoperiodista».

«Quería dar la visión de lo que ve el preso. Ve sombras. Las caras de los presos son todas las mismas. Las sombras reflejan la libertad».

«Tú mira mis fotografías: la policía siempre está enfrente. Y mira las fotografías de ahora: son los manifestantes los que están enfrente. ¿Y eso qué quiere decir?, que todos estos nuevos reporteros están con la policía. Y yo estaba siempre con los que se manifestaban».

«Trabajando era el hombre más feliz de mundo. La intensidad y la dificultad de hacer fotonoticia, sumada a la satisfacción al día siguiente cuando ves tu trabajo en las portadas de los periódicos, eso fue impresionante».

«Mi visión de la vida es la que sustenta toda mi visión de la imagen».

«Siempre me han dicho que yo era moderno. Yo he mirado hacia adelante porque para subirse al tren hay que hacerlo cuando está parado, si te subes en marcha es complicado. Da igual la tecnología, la cámara que tengas, lo que al final cuenta es el ojo».

«Un buen retrato en un periódico es una fuente de información y conocimiento tan poderosa como el dato más preciso de un texto».

«Yo no soy un fotógrafo, soy un fotógrafo de El País. Cuando pienso en una foto, pienso en una fotografía a dos, tres o cuatro columnas… pienso en la maqueta del periódico que he ayudado a crear.
La clave es no despreciar al espectador y saber que cuando publicas una imagen él va generar su propio criterio a partir de ella pero desde su punto de vista. El observador no es tonto y parte de la base de que la foto nace desde la subjetividad del fotógrafo y, por tanto, se forma su criterio a partir del tuyo.»

«Pasé a ser conocido a través de la foto del 23F […] Esa intuición de hacer una determinada foto en un momento determinado, ahora prácticamente se ha perdido, porque el fotógrafo se limita a disparar y a hacer 40 o 50 imágenes en un segundo, que ya habrá una persona que elija la que considere que es la mejor. Se está perdiendo ese concepto del trabajo autodidacta del fotógrafo»

«Hay momentos que yo llamo `descolocarse´cuando el fotografiado baja un poco la guardia y puedes captar algún rasgo, un gesto o una situación que refleje su carácter».

«A mí me llevaron detenido a los calabozos hasta 20 veces. Siempre por hacer fotos y a mí eso me daba mucha fuerza moral para protestar».

«La fotografía plasma una parte de la vida cotidiana, seleccionada puntualmente en el tiempo».

«Uno puede hacer fotografía de prensa para un periódico, pero esa fotografía tiene que ser arte. Tiene que tener un encuadre perfecto, tiene que oler, tiene que saber, tiene que tener sustancia… Al “instante decisivo” de Cartier-Bresson yo lo llamo “el vértigo del tiempo”, porque cuando ves la foto y has hecho “clac”, “la tengo”, produce vértigo».

“Mi visión es siempre desde el respeto […] Ver a esas mujeres dobladas por el trabajo y aún luchando, es algo que valorar. Esa resistencia y esa convicción que tenían en torno a lo que estaban haciendo” […] “hacía fotografías de mujer a mujer […] les dije que, con ellas, teníamos capacidad de solucionar sus problemas fuera de Galicia. Y accedieron a que les hiciera las fotografías”.